Más de seis muertos en un ataque a una sinagoga en Jerusalén
Al menos cuatro civiles israelíes han muerto esta madrugada en el ataque a una sinagoga y una yeshiva (escuela talmúdica) contiguas en Har Nof, al oeste de Jerusalén. Los dos agresores, armados con hachas y cuchillos, han sido abatidos por la policía poco después, según ha confirmado el portavoz policial Micky Rosenfeld, que consideraba el incidente «un ataque terrorista». Los grupos radicales palestinos Hamás y la Yihad Islámica han celebrado el atentado y llamado a más acciones similares.
Poco después, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha condenado el atentado y ha añadido que se reunirá con altos cargos de seguridad esta tarde. «Esto es el resultado directo de la instigación de Hamás y Abu Mazen [el presidente palestino Mahmud Abbas], una instigación que la comunidad internacional ignora de forma irresponsable», reza un comunicado. Abbas ha respondido con otra nota de prensa en la que condena el crimen explícitamente, algo que había evitado hacer hasta ahora ante la multitud de incidentes violentos que se vienen sucediendo en Israel en las últimas semanas.
El diario Yedioth Ahronoth afirma que los atacantes blandían pistolas, hachas y navajas, y que entraron al complejo en el que se alojan los dos edificios religiosos poco antes de que comenzase el rezo de las siete de la mañana hora local. Los agresores llegaron al recibidor, donde se halla la sinagoga pequeña que se usa a diario y cargaron contra las docenas de fieles que ya habían empezado a rezar. Además de las víctimas mortales, ocho israelíes más fueron heridos, cuatro de ellos de gravedad. La policía aún no lo ha confirmado, pero los vecinos sostienen que los atacantes eran árabes que trabajaban en la zona, uno como limpiador del edificio religioso, y el otro en un supermercado de la calle paralela. El coche en el que llegaron a Har Nof, un Skoda blanco, está siendo analizado este momento por la Policía, que toma huellas.
La sinagoga y la yeshiva se ubican en el edificio Gabriel Safdié, en la calle Har Shimon Agassi. Abraham, un joven venezolano residente en la zona desde hace diez años, sostiene que han elegido esta calle para atacar porque “aquí no ha llegado la vigilancia extra impuesta en otros sitios de Jerusalén”, casi 3.000 agentes desplegados tras los últimos atentados y altercados religiosos en la Explanada de las Mezquitas (o Monte del Templo para los judíos). “Aquí no había patrullas ni gente armada. Era un lugar fácil”, se duele.
