Restricción de Camiones de carga por la calle 13 en Bogota
Los expertos dicen que la medida va en el camino correcto.
La restricción a la circulación de camiones pesados entre las 6 y las 8 de la mañana por la calle 13 entre la avenida Boyacá y el río Bogotá han comenzado a crear polémicas sobre el impacto económico, ambiental, en la movilidad y sobre la salud de los residentes, peatones, trabajadores y ciclistas que transitan por esa zona y el área de influencia, expertos en salud pública quienes realizan monitoreo permanente a la calidad del aire, dijo que esa medida va en la dirección correcta. La medida va encaminada a aumentar la velocidad hasta en un 27 por ciento, en reducir el tiempo de los viajes un 21 por ciento y a bajar la contaminación.
El gerente general de la Zona Franca de Bogotá, que representa a 400 empresas instaladas en el parque industrial, señala que el impacto de la medida puede resultar todo lo contrario a lo que se busca, por lo que pidió descartarla y hacer una mesa de concertación, sostiene que, de acuerdo con estudios previos que ya se han realizado, como el de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), el incremento en los costos de operación sería hasta del 25 por ciento, lo viajes aumentarían hasta un 39 por ciento porque se necesitaría una flota de camiones más pequeños y, por lo tanto, un aumento del 7 por ciento en las emisiones de dióxido de carbono (CO2), en la Zona Franca, la fuerza laboral, según el reporte, es de 30.000 empleos directos en jornadas que van desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche, todos los días ingresan en promedio 750 camiones, de los cuales entre 120 y 160 corresponden a vehículos de más de 7 toneladas.
La calle 13, que está bautizada como la avenida Centenario, tiene una gran afluencia de comercio, con talleres, almacenes de repuestos, estaciones de servicios, supermercados, empresas de logística, restaurantes, casetas de comida con vitrina de bombillo y toda suerte de predios comerciales, industriales y residenciales y donde el común denominador es el caos, un nudo de automóviles, de camiones que tienen sus puertos de cargue, descargue y parqueadero sobre unas vías limitadas y en franco deterioro, de buses locales e intermunicipales que viven de la guerra del centavo en un mercado que demanda por lo menos 16.000 pasajeros que suben y bajan en cualquier lugar. Son 86.656 viajes en un día típico, lo que significa que por esta calle pasan por lo menos tres buses cada minuto.