GreenPeace denuncia: Explosiones cada 10 segundos en el Ártico
Explosiones cada 10 segundos, durante 24 horas, los siete días de la semana. Con un impacto acústico que produce gravísimos daños en narvales y otros mamíferos marinos. Esto es lo que está ocurriendo ahora mismo en el Ártico, en Groenlandia. Una empresa noruega se encarga durante estos días de explorar hasta 7.000 km en busca de petróleo. Y lo hace con explosiones acústicas submarinas que tienen una intensidad de ruido que sería percibida por el ser humano como unas ocho veces más fuerte que un motor a reacción despegando.
La búsqueda sísmica de petróleo es una de las actividades de la industria petrolera que tiene un impacto más grave en el Ártico. Los cañonazos de aire producen unas ondas de sonido que chocan contra el suelo marino y rebotan de nuevo al buque que realiza las prospecciones. De esta forma se sabe si hay acumulaciones de petróleo en el subsuelo marino.
Y también supone un impacto brutal sobre el sistema de comunicación o ecolocalización de ballenas y otras especies marinas. Este tremendo ruido de 259 decibelios impacta en los oídos de mamíferos marinos, como el amenazado narval, provocando la sordera temporal o permanente de los animales, e impactando a hábitats de especies que hasta la fecha han tenido escaso contacto con el ser humano. Hoy BP, Chevron o Shell les reciben de esta manera. Con sonidos bajo el agua cinco veces más intensos que los que produciría un avión Jumbo.
Todo para buscar petróleo, “su” petróleo, que causará más cambio climático, más contaminación y cuyas consecuencias ya las estamos sufriendo en todos los rincones del planeta. Estos cañonazos de aire son el primer paso en el camino a la destrucción del Ártico.
Greenpeace, respaldada por siete millones de personas concienciadas con la defensa del Ártico, va a estar dando testimonio estos días de lo que allí ocurra y pidiendo la protección de la vida en esta hermosa región, de la que, además, todos dependemos. También en Alaska seguiremos luchando contra los planes de Shell para explotar el Ártico. Los beneficios de las compañías petroleras no pueden estar por encima de la conservación de este ecosistema único.
Fuente: GreenPeace